Las condenas políticas tampoco se han hecho esperar en un país donde, desde hace cinco años, las parejas de personas del mismo sexo tienen los mismos derechos que las heterosexuales, aunque, como demuestra el caso de Seine-Maritime —y no es el único— de la ley a la realidad queda a menudo un buen trecho por recorrer.
“Las parejas homosexuales no son excluidas, pero no son prioritarias”, declaró Pascale Lemare, responsable del servicio de adopción de Seine-Maritime, en la emisora France Bleu. “Ellas mismas [continuó diciendo sobre las parejas homosexuales] son un tanto atípicas frente a la norma social, pero también la norma biológica, así que hace falta que su proyecto comprenda [la adopción] de niños atípicos, de niños que nadie quiere”. Preguntada sobre qué considera como “niños atípicos”, Lemare los describió como niños “demasiado dañados, demasiado perturbados psicológicamente, demasiado mayores, con una discapacidad demasiado grande”. Es decir, concluyó, “niños que tienen unas perturbaciones que no buscan las parejas [adoptantes], es normal”.